Reciclaje del aluminio
El aluminio es uno de los materiales más respetuosos del medio ambiente que puede hallarse en el planeta gracias a sus características peculiares.
¿Por qué el aluminio es ecosostenible?
Este metal ligero produce un impacto ambiental sumamente bajo debido a dos factores:
- La reciclabilidad al 100 % del material, que mantiene inalteradas sus propiedades
- El bajo consumo energético necesario para el proceso de reciclaje
El aluminio no solo es totalmente reciclable sino que sus características de ductilidad, maleabilidad y conductividad térmica y eléctrica le permiten conservar la energía absorbida en la fase de producción y restituirla durante la fase de reciclaje. El 95 % de la energía utilizada en la fase de producción del aluminio primario (nuevo) se almacena y se conserva en el aluminio secundario (reciclado). Un ciclo potencialmente infinito que permite reducir las emisiones de CO2 optimizando los recursos gracias al ahorro de energía, agua y bauxita, la roca sedimentaria que constituye el componente principal del aluminio. Cuando se considera que el 40 % de la demanda mundial de energía proviene del sector de la producción, resulta evidente la medida en que el uso del aluminio reciclado puede contribuir a proteger el medio ambiente y a mejorar la calidad de nuestra vida.
¿Cuáles son las aplicaciones del aluminio reciclado?
A nivel industrial, el aluminio reciclado se utiliza en contextos muy variados, puesto que conserva las mismas propiedades y características del aluminio primario. Pero la producción del aluminio secundario mediante el reciclaje requiere una fracción del coste de la del aluminio primario producido a partir de las rocas de bauxita. El reciclaje comporta por tanto indudables ventajas económicas además de aquellas relacionadas con el medio ambiente.
¿Cómo funciona el proceso de reciclaje?
El material de aluminio acumulado mediante la recogida diferenciada se limpia y se prensa en bloques que sucesivamente se llevan a los hornos de fusión donde se da inicio al proceso de reciclaje. El aluminio se pre-trata a 500 °C para eliminar la pintura y otras sustancias y luego se lleva al estado líquido mediante el proceso de fusión a 800 °C. Una vez que se ha enfriado en barras o lingotes se puede volver a introducir en el ciclo de producción de semiacabados y nuevos productos de la amplia gama de sectores de aplicación de este material.